Se
 trata de recuperar, en la práctica, el sentido de la ACCION como propia
 del trabajo del ACTOR, en detrimento del oficio de representación al 
que lo relegan los sistemas de producción tradicionales convirtiéndolo 
en un ejecutor de diseños que no le son propios. 
Se
 trata de guiar al ACTOR hacia un nivel de creación que un teatro total,
 producto de una verdadera interacción, requiere de él. Para ello hay 
que empezar a revisar en profundidad las metodologías formativas del 
actor que, en general, lo inducen a amoldarse a textualidades que 
supuestamente lo preceden: "la obra" o "la puesta". 
Recuperar
 la creatividad es volver al cuerpo, a la sensorialidad, a los impulsos 
transformadores. Es, quizás, preguntarse nuevamente por la especificidad
 de la ACTUACION. 
Lorenzo Quinteros.